Conozca a Giorgio Porcheddu, el «Ipógrafo». Tras años de fotografía en diversos sectores, desde el estudio y la conservación de archivos históricos hasta la fotografía comercial, dejó la cámara. La necesidad de fotografiar está en discusión. Como él mismo dice.
«Alguien ya lo ha dicho. Y es hora de darse cuenta.
Hay que ponerse manos a la obra y entenderlo.
La senoscopia es un gran ejercicio.
Después de tantos proyectos y experimentos interminables es necesario dar un paso adelante para que la especificación fotográfica vuelva a estar en el acto, no en el producto. Y sobre todo en el compartir performativo de la creación».
Así, construyó su primera minutera y empezó a ir por la calle con la gente que quiere jugar a dejar huellas de sus caras en un papel. Compartir un momento de vida, de artesanía, de expresión. Es más que suficiente.